jueves, 21 de diciembre de 2017

Plantilla de autoevaluación del alumnado y evaluación del desempeño docente al final del trimestre


Al término de todas las evaluaciones acostumbro a invertir un par de sesiones para citar individualmente a mi alumnado con la excusa de comunicarle las medias y las calificaciones finales. Es un buen momento para aplicar refuerzo positivo (animar, alentar, destacar fortalezas, cualidades positivas, etc.). Para evitar que esta entrevista se convierta en un monólogo por parte del profesor, siempre introduzco un elemento en juego: una plantilla de autoevaluación (la adjunto más abajo) para que el alumnado aporte también su granito de arena y -lo más importante- aproveche este momento de inflexión para realizar un pequeño ejercicio de reflexión. Normalmente termino muy satisfecho tras su puesta en marcha porque, por regla general, para ellos pesa más el análisis al que puedan llegar por sus propios medios que las palabras del docente, y, además, realmente se lo toman en serio y, a propósito de la expresión oral y escrita, por ejemplo, me señalan cosas como que tienen que añadir más conectores del discurso, mejorar los aspectos kinésicos y paralingüísticos (esto último reducido a la expresión oral), evitar las repeticiones, resultar más fluidos, mejorar el empleo de los signos de puntuación o utilizar un léxico más cuidado o formal, entre otras cosas. Este es el objetivo del "viaje" emprendido y, mientras sirva para que lo vean con mayor claridad, seguiré poniéndolo en práctica, pues no solo -insisto- creo que esta última actividad de autoanálisis, de autoexploración, al final del trimestre es positiva por lo que representa como "radiografía" de diagnóstico, sino que también me permite comprobar que saben recoger las correcciones y observaciones que les voy proporcionando a lo largo de la evaluación.


Asimismo, me he decidido a poner en marcha también al final del trimestre, en este momento, la evaluación del desempeño docente (*), que antes solo desarrollaba al final del curso, una vez este se disolvía. Me he dejado convencer por Juan Francisco (@juanfisicahr en Twitter), quien en esta entrada de su web (pinchar aquí) explica qué hace y, de alguna forma, sugiere hacerlo por evaluaciones (de hecho, si realmente pensamos emplearla para evaluar nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje y poder modificar algún aspecto del mismo, este es el momento oportuno para llevarla a cabo). [Por cierto, confieso que le he robado con nocturnidad y alevosía algunas de las preguntas después de leer su cuestionario, pues el que utilizaba yo hasta la fecha no se basaba en cuestiones de escala lineal sino de rellenar, cuyos resultados no se pueden cuantificar, y muchas de las suyas, además, me convencían.] 




(*) Aprovecho para apuntar que me parece oportuno que le perdamos el miedo a esta práctica. Aunque el resultado no sea del todo bueno, o el esperable, darle voz a nuestro alumnado contribuye a hacerlo más crítico y de esta autoevaluación pueden resultar datos útiles para el docente.

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