Tengo que confesarlo: soy un enamorado de Google Maps (me parece una de las aplicaciones más útiles), y siempre he querido aprovecharla en el aula, viendo como otros le sacaban tanto partido (pienso en @lourdesdomenech, por ejemplo, y en sus "Callejeros literarios"). También soy un aficionado de las yincanas: de pequeño recuerdo que era el organizador de las mismas en los juegos infantiles que organizábamos en mi vecindario. Ahora, solo algo mayor, recupero esta afición practicando muy de vez en cuando Geocaching. Buah, quizá esté mencionando demasiados conceptos reunidos en esta introducción. Simplificando, ¿qué he hecho en clase? Proponer una actividad que implicaba rastrear las huellas literarias del Realismo en Santander, ciudad en que trabajo, por medio de puntos fijos que di a conocer a través de un mapa de Google Maps que creé ex profeso. La entrada completa podéis encontrarla aquí.
(Crear un mapa en Google Maps es una de las cosas más sencillas que existen, y habrá innumerables vídeos tutoriales y páginas que lo expliquen detenidamente, pero basta con pinchar "mis mapas", opción que aparece cuando pulsamos el ratón sobre el cuadro de búsqueda, y a continuación accionar "crear".)
Los puntos recogidos en el mapa suponían una selección de los espacios más representativos de la ciudad relacionados con el Realismo literario: la casa de veraneo de Galdós, una estatua conmemorativa de este autor, una placa con un texto de Gloria que describe la playa en que se encuentra, el nombre de un parque que responde a un título realista (Sotileza), el busto de José M.ª de Pereda, autor local, que se encuentra en el instituto homónimo, etc. Los alumnos tenían que visitarlos, individualmente o en grupos, fotografiarse en estos espacios y recoger en un documento por qué estaban incluidos en el mapa, cuál era su interés en relación con el Realismo. De ese modo hemos conseguido actualizar este periodo tan árido, permitiéndoles verlo por las calles de una tierra tan realista y conocer mejor su propia ciudad, su propio entorno.
(En esta foto unos alumnos posan en la playa del Camello, de Santander, ante el fragmento de Gloria de B. Pérez Galdós en que se describe este lugar.)
No obstante, la actividad no quedaba aquí. Como digo, aficionado a las yincanas y al juego geocaching, opté por esconder un pequeño tesoro en un punto geográfico de la ciudad para que mis alumnos pudieran encontrarlo. ¿Qué es, por cierto, el geocaching (se puede pinchar el logotipo sobre estas palabras para ir a la página oficial)? Es una práctica a nivel mundial en la que, a partir de geolocalizaciones o coordenadas, los usuarios pueden encontrar objetos escondidos que, en principio, han sido escondidos en lugares dignos de ser mostrados. Así las cosas, generé una coordenada del punto exacto en el que escondía el tesoro y se lo proporcioné a los alumnos ocultando algunos dígitos:
N B3º 2C.0AE' W 00Fº 47.D00'
Los dígitos sustituidos por letras, en negrita, podían ser descubiertos a partir de pistas que había añadido, asimismo, en cada punto de los recogidos en el mapa anterior. Estas pistas les obligaban a investigar datos, consultar trabajos ya realizados en clase, etc. Para alentarlos en la búsqueda, les indiqué que había dejado en su interior algunos certificados que les permitirían reclamar un incremento de 0,25 en el próximo parcial. El mal tiempo que hemos sufrido estos días en Cantabria, así como un viaje que ha realizado una alta proporción del alumnado, ha impedido que todos los alumnos que querían buscarlo hayan podido ir a por él. Pero algunos de los certificados ya están en "buenas manos".
Y una enorme sorpresa en mi bandeja de correo electrónico por parte de aquellos alumnos que agradecen que apliquemos metodologías diversas en el aula y que gamifiquemos:
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